miércoles, 14 de enero de 2009

MEMORANDUM (una nota fugaz sobre Manuel Pardo)


Manuel Pardo
Cinderella, 2008
Acuarela sobre papel
Cortesía del artista &
GEGalería (Monterrey)


El Arte -sobre todo pictórico y dibujístico- del cubano-newyorkino Manuel Pardo (Cárdenas, Cuba, 1952) se argumenta y desarrolla sobre una única condición motriz: la Memoria; ¿cómo vivir con ella?, ¿cómo escapar de ella?, ¿cómo reconocernos en ella?, ¿cómo aprender de ella?, ¿cómo sobrevivir a nuestra memoria?, y además… ¿cómo dejar inscrita otra memoria para que los otros dialoguen con ella? Desde esta lógica, su amplia producción artística que recorre pinturas, murales, joyas, acuarelas, dibujos e instalaciones de un marcado sentido gráfico; tiende a comportarse como un terapia de restauración que desde la experiencia individual pretende establecer un nexo colectivo, o sea: se edifica como un trabajo arqueológico introspectivo que ante El Otro (es decir: el espectador) se manifiesta como confesión. Quien sabe si de ahí nazca su carácter erótico, sensual, pecaminoso y obsesivo. O de ahí, tal vez, su feminidad, su guiño infantil, elegantemente grotesco. De ahí quizás, su belleza y su fealdad, su teatralidad hiperposada y su desfachatez. De su dicotómico sentido dialógico, la obra entonces extrae su misterio, la duda que nos hace pensar el por qué un creador tan extremadamente meticuloso y perfeccionista, con un dominio rotundo de los usos del lenguaje visual como Manuel Pardo, escoge la grafología rústica del niño para desahogarse, reiterativamente como en un homenaje infinito, sobre la existencia de una carencia y/o una compañía eterna. La de sus seres queridos, incluyéndonos a nosotros mismos, los vouyeristas ajenos a su vida que a sus obras nos asomamos, en este Re-trato de lo que su Memoria deja como Huella.

Ciudad Real, España
Octubre de 2007.