Arnaldo Roche Rabell
Nosotros tenemos que soñar en azul, 1986
Colección privada, SJ.PR.
todos
coleccionamos algo aún sin saberlo
todos
acaparamos abrazos besos soledades
caricias
que nos robamos para guardarlas en un rincón
oculto
de las miradas de los otros
todos
coleccionamos gestos ademanes tropiezos torvos que rasgan la
andadura y la desvían hacia el giro de una danza popular caribeña
que
rebota en la cadera y repica en un tambor rítmicamente
en
tu afán por resguardar los calcos los
rozamientos todos
de
cuanto pudiste tocar con esas manos tuyas grandes fuertes
tus
manos embarradas siempre
siempre
impregnadas de un arte extraño
sabedor
de misterios confesos solo a ti
nos
recordó lo obvio de un pequeño secreto sabido a voces
todos
coleccionamos algo aunque
nos sobre
y
esa gratuidad es nuestro mejor tesoro
coleccionar
es resguardar en demasía
nos
lo dijiste sin que palabra alguna saliese de tu
boca
ese
capricho de coleccionar recuerdos amores
amigos
no
es pecado ni es gula -decías-
no
es avaricia injusta con el prójimo sino generoso amor inconfesado
a
ti el amor te sobraba por eso
nos lo dabas en pinturas
repletas
de huellas de
sueños de pesadillas de besos de fe
en
pinturas repletas desbordadas de leyendas de angustias de orgasmos de quejidos y penas repletas de aspavientos de
silencios de gritos de encierros
y de viajes
rebosadas de ti
de tus visiones tus arrepentimientos tus glorias
tus dudas tus hallazgos tus fracasos tus éxitos
tus odios tus
enamoramientos y tus penas tu
manera de amarnos y tu dolor
a
ti te sobraban los colores por eso no te detuvo coleccionar los tonos verdes chocolates rojizos negruzcos de la
noche
el
brillo dorado de la luz matutina
el
amarrillo solar de la vespertina tarde de un trópico esquizoide
preñado
de locura domesticado en un
jardín gigante
el
jardín de una isla que ahora flota a la deriva sin ti
una
isla suicida que se lanza -ella sola- contra los huracanes
tan
solo para probar al mundo su
coraje
la
pasta de la que fraguan a su gente
su
carisma bondadoso su valentía su fiereza
a
ti te sobraban los violentos violetas
los
crepusculares naranjas recubiertos de un fanguizal de negros
pero
el que más guardabas para luego regalárnoslo
eran
los muchísimos azules que de roce en roce hicieron tu pupila
una
omnipresente pupila insular teñida de añil
nunca
más podré mirar al mar sin
evocarte
ese
color que nunca más podré observar
de
la misma manera sin recordarte
ese
azul planetario
envolvente global
en
el que siempre nos invitabas a soñar
…
querido Arnaldo.
(el
coleccionista)
a Walter
por el recuerdo de una obra de
Arnaldo Roche Rabell
en paz descanse (nuestro) pintor
de los azules
Arnaldo Roche Rabell
El coleccionista, 2014
Colección Privada, SJ.PR.
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