sábado, 16 de abril de 2011
gramática del color (hablando en tono menor sobre la escritura como arte según laura gonzález cabrera)
Vista Pintura Mural de Laura González Cabrera
en la Sala San Antonio Abad, CAAM
Las Palmas de Gran Canaria, España
Abril, 2011.
a alberto, nuestro cómplice
…a veces estamos cansados de tanta pregunta sobre qué es el arte, cuál es su papel en la sociedad contemporánea y cuál su incidencia en el día a día del individuo de a pie de nuestro tiempo, dónde ocurre y/o debe ocurrir el hecho artístico, o dónde radica en sí el hecho artístico o la experiencia del arte como acontecimiento.
estamos agotados de tanto intentar infructuosamente responder a la obviedad histórica de más de dos siglos de evolución, porque -como toda obviedad, y disculpad la tautología metonímica- ante nuestros ojos queda expuesto... ¿qué es arte y qué no?
para ser directos, digamos que entendemos como arte el resultado archivador de una actitud. el resultado in-scriptor (como dijera barthes) de una actitud, es decir la huella de una experiencia vital ante todo lingüística, comunicativa, de pretensiones dialógicas.
pues bien, superado este preámbulo es fácil deducir que, querámoslo o no, la base de toda lengua, lenguaje e idiomática parte de una construcción verbo-gramatical; al menos, las “lenguas del hombre”. aún cuando así mismo es deducible que entre el modo de construirse el lenguaje verbal y el modo de construirse el lenguaje visual, también hay vínculos reversibles, cíclicos e infinitos.
de hecho, “primero fue el verbo, luego dios” -dice la santa biblia-, y esta claro que este es uno de los libros fundacionales de lo que hoy en día somos a escala global, y en esa premonitoria iniciativa nominal, en este axioma de la tradición occidental hay un síntoma de inflexión capital para la comprensión de nuestra cultura. aquel síntoma en el que se describe que dios es, en tanto es palabra nominal, o sea palabra que lo nombra a sí mismo, resonancia, reverberación, vibratto, eco precedente de su propio nacimiento… big bang -diría sarduy-, retombeé.
retornello ante el cual pareciera como si la joven artista canaria laura gonzález cabrera (nacida en las palmas de gran canaria, en el año 1976) esbozara una interpelación refractaria a esa imperativa de nuestra cultura, ante la cual hace del verbo una imagen manchada, una pintura escrita, una escritura dibujada, un tropel de colores enmarcados en la caligrafía de un raro abecedario.
siendo así, laura se suma a una tradición de pintores-escribanos, amanuense del siglo veinte y veintiuno continuadores de un amplio legado que va desde los transitorios john baldessari, ed ruscha y richard prince (artistas puentes allá donde los haya), a los neo-expresionistas conglomerados gráficos de julian schnabel o christopher wolf, hasta las inscripciones neo-conceptuales del cubano ernesto leal (por ejemplo, me viene a la memoria su reciente serie pictórica: títulos) y el uruguayo alejandro cesarco quien cuando esta feliz dibuja , o los muy de moda “new-streeth-artists” como mk, crems y seleka, antes considerados de modo despectivos “sólo graffitteros”, artistas donde el significado de la letra desaparece y aparece el impacto colorístico de la grafía.
por un lado, la artista misma, ha insistido en múltiples ocasiones en manifestar este aferrarse a la palabra como “una respuesta desde la pintura a la acelerada producción y flujo de imágenes a las que está sujeta la percepción humana en el mundo contemporáneo”, por otro lado, igual habría que releerse de foucault sus ideas magritteanas acerca de la escritura-pictorialista o la pintura caligráfica; y quizás nuestras confusas ideas al respecto podrían disiparte.
en la exposición gramática del color que ahora se muestra en la sala de san antonio abad del caam, encontramos obras de dos proyectos recientes de laura: screen pictures (2006-2011) y one at a time (2009-2011).
en el primero de ellos (screen pictures) la artista investiga en la lenta condensación de la materia pictórica en las “pinturas-pantallas”, oponiéndose a la velocidad disolvente del píxel, obras donde la pincelada oculta letras que nos asaltan a la vista formando frases sobre “nuestro aquí y nuestro ahora”, como si laura intentara cuestionarnos nuestra noción de ontología en un tiempo totalmente des-ontologizado, tal vez… imponiéndonos el tiempo de su ontología pictórica, el tiempo de hechura de estas piezas en sí, como una propuesta de ontología misma de nuestra existencia. una existencia, como es evidente, inmersa en el proceso de su propia deconstrucción.
en cambio, en la serie o proyecto one at a time -el segundo conjunto en cuestión-, expuesto recientemente en la sala arte de contemporáneo de santa cruz de tenerife, entidad co-productora junto al gobierno de canarias de gramática del color; en esta segunda parte del proyecto expositivo, es el tiempo procesual de la hechura el registrado mediante la repetición y precisión del gesto, mediante el ductus de una escritura-no-alfabética; como si la artista enfatizara en la escritura en sí un gesto de liberación terapéutica que le disciplina sus inquietudes, una terapia donde la disciplina genera conocimiento estético, conocimiento plástico al engendran plasticidad en sí.
por último, una de las obras que integra este proyecto expositivo de laura gonzález cabrera es el magnánime opus nº 2, un extenso mural sobre papel cuadriculado en el que la artista cubre de pigmento y a pulso cada celdilla, de una en una o de dos en dos, una obra construida como un eterno work in progress sin diseño previo donde la forma resultante trata de escapar a la repetición, pese a la reiteración del gesto; una obra que me recuerda a la vertiginosidad y el virtuosismo del jazz más radical y preciso -pienso en la versión de spain del dueto chick corea e hiromi , cuando la miro-, donde todo el trabajo final (ese “resultado escriptor”) desemboca en sólo eso: libertades gestuales controladas por el gesto mismo, contención y creatividad rítmica que orquesta un biorritmo del color, una gramática visual donde la simulada palabrería que se ve no tiene (y quizás no pueda) que ser leída, una automática escribanía a-sígnica donde la pintura y la escritura dibujan un futuro de extrañeza, duda y reflexión ante lo bello. donde lo bello como experiencia tácita de la estancia presencial de la belleza hecha obra de arte, evoca todas las respuestas posibles; como en un limbo de “palabras-respuestas” donde sólo la abstracta y silente, muda y estática belleza está como aprehensión hecha fijeza.
y es entonces cuando nuestras dudas se evaporan, así como se evapora el agua manchada de acuarela del papel, o el sudor de nuestras pieles, así como se evaporan las lágrimas, o el alma tránsfuga de las flores más efímeras.
las palmas de gran canarias / sevilla, españa.
marzo-abril de 2011.
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