jueves, 30 de julio de 2009

CARTAS A LIZ...[ poemas epistolares ]

‘Con adivinaciones del amor,
construía tu rostro en los lejanos
patios de la infancia’.

Juan Gelman
(velorio del solo)

I

(carta primera)

liz amada mía:

te extraño tanto... estoy nadando entre tus piernas y con mis patas de perro rabioso te araño sin querer. vivo en una celda al aire libre antro de poquedades y silencios. ojalá no envejezcas ni pierdas la inocencia de tus dedos. tu rostro es una ventana medio abierta donde los ojos son lunares envueltos por el nácar. ojalá no envejezcas ni pierdas la inocencia. afuera está lloviendo mundo y es por ti. te extraño tanto...

liz amada: de mi infancia recuerdo los besos de mi madre el calor que me diste y el pan.

hoy : me quiebro crepito... te extraño tanto que no me reconozco en los umbrales del perdón. detente. sálvame del lodazal en que subvivo. deslinda de impurezas mi costumbre de gato y el invierno que soy. lústrame con tu piel. te extraño.

las aves digieren mi coraza a picotazos y apenas nado entre la sangre del quebranto. me quebranto. nado al fondo de tu sangre y rezo. soy un desangelado por tu culpa y rezo. afuera está cayendo un torrencial de flores rotas y es por ti. ojalá no te pierdas. ojalá no traspases la línea divisoria entre la lucidez y el miedo. amanece. me confunde saber de tus crímenes.

liz liz mía: deshonor de los cisnes carne de mi carne penumbrosa
criatura intocable ruido golpe de niebla y susto... escampa. afuera está escampando y es por ti. mostremos cómo se embiste el animal de adentro desde dentro. envejecer es una ingravidez que nos espera más allá de la lluvia. ojalá no envejezcas. ojalá no te pierdas en la celda entreabierta... o el triunfo.

liz amada mía: como te extraño desde que me sembraste una gota de lluvia en las manos y al fondo de la sangre este antifaz dorado -que apagado de luz- descubrí: fuese tu piel o el fuego eterno de tu piel o el hambre... y la sed.


II

(sin fecha fija)

agonizo. en estas horas: detengo el canto divinal con que me aguijoneas.. con que me estigmas prófugo de mi tierra roído de profundi arcángel de los solos músico en desafino y... medio cuerdo.

agonizo mujer... pudiste haber sido mi espacio de morir o la sacerdotisa desertora con que toda familia se mancha el pedigree. en estas horas... eres la dicotomía entre los festejos y los cataclismos de la hipnosis (la hipnosis misma el delirio).

en estas horas... soy lluvia de recuerdos y agonizo. eres el núcleo del asombro o la simulación del invierno o el polvo que acumulo en los ojos para tatuar en ellos un credo inagotable y arrancarlos después para los dioses.

casi inmortal (mujer): estoy agonizando... estoy atravesando el cataclismo de la hipnosis... y no te tengo miedo. y no te tengo furias ni amor ni olvido ni odio. y no te tengo por melomaníaca por huidiza o por lunática... y no te tengo -digo- y estoy agonizando. y caigo.

abajo están tus piernas y el anzuelo todos los peces -dicen- morimos por la boca.

y entonces caigo. mujer: tú canto divinal aplaca la marea calma la historia la histeria la muerte la ola de espejismos que avanza en mi cabeza el dolor el escape el mal tiempo

el tiempo todo...


III

(fragmento extraviado)

... hasta las impotencias y los hechizos te perdono. y tus naufragios y tus mapas inútiles y tu aparato de llorar o quemar hombres lo lanzaremos a una pira de fuego y haremos señales de esperanza con su humo.

yo parecía un polvo de fusil o el proyectil del mundo saliéndole a la noche... yo parecía un negocio un contrabando de carne transparente por lluvia o viento sólido... yo parecía la brillantez la ceniza el pájaro-bomba el dardo... yo parecía la voz la edad el girasol
el muro.

hasta las impotencias y la traición te perdono... hasta las alas
te perdono. y el árbol que te retoña del ombligo y el puente devorable que es tu miedo a mis dientes [mis dientes son disfraces para atesorar las rocas que me forman].

yo parecía el dogal el látigo el horror el pánico de amarnos como en un duelo a muerte. y hasta la muerte te perdono. hasta lo mucho que te me vas muriendo en los orgasmos. hasta los vidrios del corazón y las pancartas o trabas burocráticas que me impiden tocarte. y hasta la nada te perdono... hasta la sombra el hastío y la sangre de perros que bebemos del sol...

o el enviciarnos tanto de nosotros mismos...

IV

(otra carta que jamás llegó a tus manos...)

cómo explicarás a tus padres los avatares del riesgo o el impacto que causa besarte en la frente y no en los labios la celomanía con que custodio tus bordes o el farolillo de mis ojos que nos alumbran el fantasma que somos. cómo le explicarás que poseo las condecoraciones necesarias para integrarme a tu árbol genealógico. cómo le explicarás de la sustentación del corazón a partir del oleaje del mar y de su música... a partir de los soplos del tiempo y de su música... a partir del misterio que resguardan tus ojos y la locomotora vieja que te arrastra los sueños al final del barranco y de su música.

ahora somos el granizo que dejaron los barcos quemados caer al fondo. ahora somos el fondo... y cómo le explicarás a tus padres que tu piel y tu cuerpo han pasado a ser una bienaventurada aguja que me traspasa el polvo con sus dedos de polvo y de cristal. cómo le explicarás de la niebla que nos puebla los huesos y el recuerdo. cómo... el bautizo de tu carne con mi carne y el relincho de bestias y el odio.

yo te hago la paz con mis manos... yo te hago la paz y el llanto y las señas y muecas y las malversaciones personales y el amor y las cenizas adonde vienen a carenar las otras bestias. yo te hago un relinche de bestias naciendo de tus piernas... y tus padres no saben. cómo le explicarás la luz la nueva infancia la música interior: ese trino de dioses que solamente ambos comprendemos.

¿cómo le explicarás a tus padres... cómo ...?


a nuestros posibles suegros
por un mejor entendimiento


Omar-Pascual Castillo
La Habana, Cuba

(1990-1992)

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