lunes, 4 de agosto de 2008

lección domina (discurso al aprendiz)

a j.p. witkin


en esa punta [rizomática]
de la extensión-extensa de mi brazo
que es mi fusta
está mi democracia
mi política impar
dadora en gestos

acumulo en la piel sádicas señas
ilusiones perdidas en cada perversión
ilustrada al alumno con fiel gozo

exaspero el trabajo del tiempo
al no documentarlo desde los testimonios de lo real
y escoger su ficción (el fetiche)
la frialdad metálica
que en sus púas fecunda una pragmática
de lo que re-defino
como placer y sus gemidos
sus acalladas voces mordiendo la mordaza
ahogadas en el tacto [interno] de cada roce
dulce violencia de mi felicidad
que en desbandada vuelca su lirismo de perro callejero
su sangre envejecida (putrefacta)

martirizo la carne
como si fuese un trozo de piltrafa
y trafico con almas devoradas
por -acaso- ser bellas
con la leve esperanza del narcótico
porque en sus escozores
hallo el cielo
ese ritual -sin balas-
que es mi infierno

la tecnocracia de mi descripción
es siempre ingenua
(por no decir: insípida)
cuando trato de hablar
del esplendor de mis olores
mi reino de excrecencias
donde pueblo un rincón inmensurable
aquí en el pedestal
en esta estrella opaca de vinilo sintético
donde gobierno como si fuese un dios certero

ahora -mientras tanto-
inclínate ante mí...


lame mis pasos.



Omar-Pascual Castillo
Granada, España
Invierno-Primavera, 2002.

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